Anoche los nervios se me pusieron de punta. Veníamos con mis 15 amigas para mi casa desde el centro a las doce de la noche y a dos cuadras de acá cuatro tipitos se pararon y nos empezaron a seguir y a gritar cosas. Lo que sentí fue muy parecido a la previa del ataque de pánico, después lloré. Y no me dormí hasta las tres de la mañana.
Nunca supe tragar pastillas, pero les juro que cualquiera me puede atar de manos y pies con tal de tomarla y que toda esta mierda que siento adentro se me vaya.
¿Una buena noticia? Un fin de semana cargado de joda, señores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario