Todos en algún momento de nuestra adolescencia o de nuestra vida en cualquier etapa sufrimos de bajones inexplicables. Esos que vienen del inconsciente, de un dolor profundo, tan profundo que casi no lo notamos, lo tomamos desapercibido. Ese dolor puede venir de una cadena de situaciones difíciles, un poco complicadas de aceptar.
La enfermedad de mi hermano fue como tragar una pastilla de golpe y sin agua (y aclaro que le tengo fobia a las pastillas). Pero tampoco es tan así. La moralidad a mí me hizo mal, es decir, te dicen "cáncer" o "quimioterapia" y ya enseguida pensas en muerte y no es así. No necesariamente. Y por suerte, dentro de la mala noticia, está la buena noticia: el cáncer está prácticamente curado, ni siquiera era tan grave como yo lo creía. Mi hermano está bien, está perfecto de la cabeza igual que mis papás, igual que mi otro hermano. Sin embargo, yo como extremista y estructurada que soy, no pude evitar ser dramática en cuanto a la situación.
Primero, intentar tragarme esta "pastilla" de una y sin respirar, fue lo peor. Vomité todo lo que me pasaba en un ataque de pánico, en miedos a morirme o matarme, al suicidio, a que le pase algo a mi hermano.
Pero esa es la fantasía, ese es el bajón inexplicable. Hay que dividir la realidad de las fantasías de la mente cuando estamos mal. Gracias a Dios tengo poder de autocontrol (soy tipo Bella Swan, vieron?) y pienso cosas bonitas, cosas que TENGO en la vida real, cosas buenas, una familia más que espectacular, una mamá más que hermosa y responsable conmigo, y en todo aquello que siempre tuve y que siempre me brindan los demás, y entonces me doy cuenta de que estos bajones, esos llantos y ese miedo irreconocible hacia la muerte que siento, no es más que un signo de que día a día me estoy volviendo más fuerte.
Mi consejo de todo corazón es que nunca lleven las cosas de un extremo a otro, ningún extremo es bueno, ya lo saben. Y sí en algún momento se les cruza la idea o el miedo o lo que sea que los haga sentirse mal, luchen en contra de esa fantasía. Porque no es más que eso, una pesadilla que se va a terminar de la mejor forma posible, haciéndonos mejores a nosotros mismos.
No sientan pánico. Todo lo malo siempre termina. Se los dice alguien con un poquito de experiencia en el campo de la ansiedad y de no saber cómo manejar una situación dificultosa y desconocida.
Love.
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